
Es hora de que quienes nos llamamos servidores públicos nos pongamos a la altura de la población y de la circunstancia
DEVERAS
En estos tiempos de emergencia, donde la solidaridad es el recurso más importante, es momento de que todos los servidores públicos de primer nivel de todos los Poderes y representantes populares locales y federales se pongan a la altura de la población.
Sí, a la altura de los muchos empresarios micros, medianos o grandes que, aún cuando sus actividades están detenidas por la crisis, han decidido esforzarse al máximo y seguir pagando los sueldos a sus empleados para que puedan enfrentar la cuarentena con sus familias desde su casa; a la altura de los bancos que han pospuesto el cobro de sus créditos para que los mexicanos nos aboquemos a atender lo más urgente; de aquellos ciudadanos que hoy tratan de donar lo que pueden para repartirlo entre aquellos que viven al día y que serán los que más sufrirán este confinamiento; a la altura de las universidades que se han unido para buscar vacunas y curas, o de aquellos que están donando su trabajo, tiempo y materiales para elaborar equipo necesario para el sector de la salud o para que la población más vulnerable se proteja.

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Así, sirva este espacio para llamar a quienes reciben sus sueldos de primer nivel a partir de los impuestos de todos los mexicanos, en cualquiera de los Poderes, ya sea Ejecutivo (federal, estatal y municipal), Legislativo ( diputados federales y locales, senadores y hasta regidores) y el Poder Judicial (ministros, magistrados y jueces) a demostrar su compromiso con México.
¿Cómo? Respondiendo a la mayoría de mexicanos que han tomado la delantera resguardándose, cuidándose, donando, ayudando con la donación de, ya no digo todo, pero aunque sea el equivalente a lo que devengan a la quincena en aportaciones mensuales, de aquí a que termine esta crisis, para ayudar a que el sector de la salud, que está dando la batalla, cuente con lo que requiere para hacerle frente a la pandemia y además para que las muchas familias que viven al día en nuestro país puedan enfrentar esta crisis y cuidarse resguardándose en sus casas, sin que les falte lo más indispensable en alimentos e insumos de higiene.
Las autoridades pueden decidir cuál será el medio para estas donaciones, un fideicomiso, una cuenta, pero que lo hagan rápido y de manera transparente.
Dejémonos, pues, de enconos políticos y defendamos no una ideología, sino a nuestra población convirtiéndonos en verdaderos servidores del pueblo.
Yo, por mi parte, aún cuando no soy un funcionario público ni representante popular en este momento, sí agradezco a la ciudadanía las veces que me han permitido serlo. Y como creo que una propuesta tiene que venir acompañada por el ejemplo, aquí me comprometo a donar mensualmente el equivalente a lo que era mi sueldo como secretario general de Gobierno de Sinaloa, que fue mi último puesto público, adonde me lo indiquen las autoridades estatales, pues, no siendo médico o enfermero o alguien del sector de la salud, siento la responsabilidad de hacer lo que en mi mano esté para ayudar a mi comunidad a salir de esta crisis lo más pronto y con el menor daño posible.
Los mexicanos, en su infinita solidaridad, merecen que sus servidores públicos hagan esto y más, ¡mucho más!
Por esto, aquí lanzo esta propuesta diciéndole a cada uno de los funcionarios públicos… ¡Está en ti!
¡Únete!

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