
La revolución
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La revolución | Archivo Histórico
Muchas personas reflexivas seguramente se asombran y se incomodan ante los cambios constantes y rápidos que se presentan en la vida, alterando frecuentemente nuestras costumbres y modo de vivir y que a veces acarrean consecuencias que dañan a la sociedad por desconcierto en las ideas personales y por desajustes en las relaciones humanas que puede propiciar graves divergencias y rivalidades hasta el extremo de revolución, aunque hay que aclarar que esa palabra tiene un significado mucho más amplio que el puro gramatical que equivale a desorden, anarquía, desbarajuste, rebeldía, etc., porque desde que Herodes mandó matar a los santos inocentes se comenzó a fraguar el plan de la revolución que gradualmente se convirtió en la “revolución permanente”, cuyo fondo e inspiración sistemática es la aniquilación de la civilización cristiana y de su Iglesia, cuyas manifestaciones son múltiples y abundantes en todos los campos de las actividades humanas y aprovechando todos los recursos y subterfugios y astucias que permiten arrastrar a las multitudes y manipularlas, poniéndolas en manos de la guerra secular contra el trono y el altar, causa suprema e inmutable del judaísmo internacional desde que se inició la diáspora y los judíos se diseminaron por todo el mundo, pero conservando siempre una estrecha y eficaz coordinación entre ellos, cuya meta es el establecimiento del Gobierno mundial bajo su “Mesías” que ellos designarán cuando quieran.
Así, la “revolución permanente” sigue adelante, favorecida por la decadencia del cristianismo que han estado promoviendo incansablemente.

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